miércoles, 9 de enero de 2008

LOS SUEÑOS


<<La ansiedad. Con toda probabilidad la ansiedad es el estado emocional que más expresamos en nuestros sueños. Durante la vigilia la mente suele alejarse de las cuestiones problemáticas, cuestiones que durante el sueño asoman a la conciencia y pueblan nuestros sueños de símbolos inquietantes, así como de estados de ánimo sombríos y perturbadores. Estos sueños no sólo muestran lo arraigadas que están nuestras ansiedades, sino que nos recuerdan la necesidad de abordar el origen de dichas preocupaciones, ya sea afrontando un desafío externo concreto o aprendiendo a tener menos miedo de las situaciones difíciles de la vida.
Los sueños de ansiedad son fáciles de reconocer en virtud de la carga emocional que aportan. Por lo general, el soñador tiene la sensación de que intenta cumplir simultáneamente varios deberes o terminar una tarea que no acaba nunca. Otros incluyen caminar por el barro que se adhiere a los pies, moverse en cámara lenta de forma atormentadora, arrastrarse por un estrecho túnel (símbolo que con frecuencia se considera representativo de la ansiedad del nacimiento), sentirse asfixiado por el humo o asistir impotente a la destrucción de cosas queridas. Si la ansiedad es producto de la falta de adecuación social, el sueño puede incluir incomodidades públicas como derramar una bebida, burda incompetencia en una pista de baile abarrotada o el olvido de los nombres de invitados importantes cuando se trata de presentarlos.
La mente soñadora tampoco es ajena al melodrama: la caminata hasta el patíbulo, caer en manos de perversos secuestradores o verse obligado a cometer un delito terrible suelen reflejar problemas relativamente mundanos. El objetivo de estas formas extremas de terror consiste en transmitir el soñador la necesidad de llevar a la consciencia (como paso previo para su resolución) energías y deseos reprimidos de carácter muy poderoso.
Cualquiera que sea la forma que adopten, más que atormentar al soñador los sueños de ansiedad pretenden llamar la atención sobre la necesidad urgente de identificar las fuentes de dicha ansiedad y resolverlas ya que, si no se abordan, pueden causar estragos en el inconsciente.
Los sueños en que nos ahogamos o luchamos por mantenernos a flote en aguas profundas suelen representar el miedo a ser dominados por fuerzas ocultas en el inconsciente.

La sexualidad. En opinión de Freíd, la sexualidad inconsciente es la base de buena parte de nuestro comportamiento consciente; también llegó a la conclusión de que las imágenes sexuales eran la principal fuerza impulsora del simbolismo onírico. Consideraba que muchos actos violentos (como los que incluyen cuchilladas y disparos) se relacionan con actos de violación: el vínculo manifiesto es la invasión brutal del cuerpo.
Montar a caballo o en bicicleta, cortar leña o participar en cualquier actividad rítmica aluden al acto sexual. Atribuyen el mismo significado a subir la escalera, escalar una montaña, a las olas que rompen en la orilla, a viajar y a la inserción de un objeto en otro, por ejemplo de una llave en la cerradura. Actos de desinflamiento (como un globo que estalla) suelen referirse a la impotencia; habitualmente puertas o ventanas cerradas representan la frigidez.

Dirección e identidad. El temor a perder el rumbo de nuestra vida puede dar origen a sueños en los que estamos atrapados en la niebla o en la bruma persistentes o en los que deambulamos por un ambiente privado de los hitos por los que habitualmente nos orientamos. Si nuestro viaje onírico está cargado de ansiedades, es posible que no estemos en condiciones de abandonar los seguros confines de la mente consciente y deberíamos realizar una evaluación antes de abordar el <>. En los sueños el mapa suele representar el autoconocimiento y la incapacidad de interpretarlo nos advierte de que corremos el riesgo de convertirnos en territorio desconocido para nosotros mismos.>>

FONTANA, D.: El lenguaje secreto de los sueños. Debate, Barcelona, 1994

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