jueves, 10 de enero de 2008

Entrevista con José A. Alda, jefe de Psiquiatría Infantil del Hospital San Juan de Dios de Barcelona.

"Preocupante aumento de los trastornos en la conducta de niños y adolescentes"


- Con respecto al aumento de trastornos de conducta que sufren los menores en España, ¿qué evolución ha seguido el porcentaje de este tipo de trastornos en los últimos 10 ó 20 años?
- Es difícil poder asegurar cuál ha sido la evolución en los últimos 10-20 años. Puede que los trastornos hayan aumentado en los últimos años debido a la serie de cambios que ha sufrido nuestra sociedad, pero sobre todo a la mejora de la sanidad. Hace unos años, las patologías orgánicas, especialmente las enfermedades infecciosas, cursaban con una importante mortalidad que disminuyó considerablemente con la introducción de los antibióticos y las vacunas. Una vez solucionados esos problemas, la sociedad y también el personal sanitario comienzan a preocuparse por la salud mental. Este interés favorece una mayor detección y un diagnóstico más precoz de problemas que habían pasado inadvertidos hasta ese momento.
- ¿Qué incidencia tiene en el trastorno de la conducta de los menores la falta de especialización médica? ¿Y cómo puede corregirse esta situación?
- Hay que recordar que, en nuestro país, no está de momento reconocida la especialidad de psiquiatría infanto-juvenil, a diferencia de lo que ocurre en países de nuestro entorno. Al mismo tiempo, la red de salud mental infanto-juvenil está mucho más atrasada en cuanto a su desarrollo que la red de adultos. Estas dos circunstancias pueden dificultar la identificación y el tratamiento precoz de estas patologías.
- Con la vista puesta en el futuro, ¿cómo puede llegar a afectar a la sociedad, si no se corrige, esta tendencia al aumento de conductas anormales en los niños y adolescentes?
- Es difícil precisar cuál será el impacto de estos problemas en la sociedad cuando los niños y adolescentes actuales se conviertan en adultos. Es importante realizar una detección precoz de estos problemas e iniciar lo más rápidamente posible el tratamiento adecuado. De esta forma, se mejorará el pronóstico y se reducirán las secuelas.
- Según la información publicada, el aumento de este tipo de dolencias se debe a los cambios experimentados por la sociedad actual, que se alejan de los modelos tradicionales. ¿En qué forma inciden los cambios del modelo de familia tradicional en los trastornos de conducta de los jóvenes?
- Vivimos en una sociedad donde el individuo cada vez se encuentra más aislado. Es frecuente encontrar familias donde los dos progenitores trabajan fuera de casa y donde la familia extensa (abuelos, tíos, primos, etc) están poco presentes. Esta situación favorece que la educación de los hijos recaiga casi exclusivamente en el colegio o en otro tipo de cuidadores que no tienen un excesivo vínculo emocional con el niño. Los padres, cuando están con su hijo, tienden a compensar su ausencia accediendo a todos los deseos del niño, lo cual hace que les cueste mucho poner límites y normas. Esta ausencia de límites puede favorecer la aparición de trastornos de conducta en los jóvenes.
- ¿Y en el caso de familias desestructuradas (cambio de padre o madre biológico por nueva pareja, familias monoparentales, etc.)?
- Es evidente que la situación es más complicada en estas familias.
- ¿Cómo influyen las nuevas tecnologías (videojuegos, internet, etc.) en el comportamiento de los menores? ¿Qué influencia tiene el tiempo que dedican a estas actividades?
- Tanto los videojuegos y el teléfono móvil como el uso de internet no tienen por qué influir en la conducta de los niños y jóvenes. Es importante que el uso de esas nuevas tecnologías esté supervisado por un adulto, no sólo en su contenido, sino en el número de horas que le dedican.
- ¿Qué responsabilidad tienen los padres en la alteración de la conducta de los niños y adolescentes? ¿Cómo pueden mejorar esta conducta?
- Es importante que los padres estén con los hijos, que hablen, que jueguen con ellos, que les pregunten por los estudios, los amigos, pero sobre todo que hagan de padres y no de amigos.

miércoles, 9 de enero de 2008

LOS SUEÑOS


<<La ansiedad. Con toda probabilidad la ansiedad es el estado emocional que más expresamos en nuestros sueños. Durante la vigilia la mente suele alejarse de las cuestiones problemáticas, cuestiones que durante el sueño asoman a la conciencia y pueblan nuestros sueños de símbolos inquietantes, así como de estados de ánimo sombríos y perturbadores. Estos sueños no sólo muestran lo arraigadas que están nuestras ansiedades, sino que nos recuerdan la necesidad de abordar el origen de dichas preocupaciones, ya sea afrontando un desafío externo concreto o aprendiendo a tener menos miedo de las situaciones difíciles de la vida.
Los sueños de ansiedad son fáciles de reconocer en virtud de la carga emocional que aportan. Por lo general, el soñador tiene la sensación de que intenta cumplir simultáneamente varios deberes o terminar una tarea que no acaba nunca. Otros incluyen caminar por el barro que se adhiere a los pies, moverse en cámara lenta de forma atormentadora, arrastrarse por un estrecho túnel (símbolo que con frecuencia se considera representativo de la ansiedad del nacimiento), sentirse asfixiado por el humo o asistir impotente a la destrucción de cosas queridas. Si la ansiedad es producto de la falta de adecuación social, el sueño puede incluir incomodidades públicas como derramar una bebida, burda incompetencia en una pista de baile abarrotada o el olvido de los nombres de invitados importantes cuando se trata de presentarlos.
La mente soñadora tampoco es ajena al melodrama: la caminata hasta el patíbulo, caer en manos de perversos secuestradores o verse obligado a cometer un delito terrible suelen reflejar problemas relativamente mundanos. El objetivo de estas formas extremas de terror consiste en transmitir el soñador la necesidad de llevar a la consciencia (como paso previo para su resolución) energías y deseos reprimidos de carácter muy poderoso.
Cualquiera que sea la forma que adopten, más que atormentar al soñador los sueños de ansiedad pretenden llamar la atención sobre la necesidad urgente de identificar las fuentes de dicha ansiedad y resolverlas ya que, si no se abordan, pueden causar estragos en el inconsciente.
Los sueños en que nos ahogamos o luchamos por mantenernos a flote en aguas profundas suelen representar el miedo a ser dominados por fuerzas ocultas en el inconsciente.

La sexualidad. En opinión de Freíd, la sexualidad inconsciente es la base de buena parte de nuestro comportamiento consciente; también llegó a la conclusión de que las imágenes sexuales eran la principal fuerza impulsora del simbolismo onírico. Consideraba que muchos actos violentos (como los que incluyen cuchilladas y disparos) se relacionan con actos de violación: el vínculo manifiesto es la invasión brutal del cuerpo.
Montar a caballo o en bicicleta, cortar leña o participar en cualquier actividad rítmica aluden al acto sexual. Atribuyen el mismo significado a subir la escalera, escalar una montaña, a las olas que rompen en la orilla, a viajar y a la inserción de un objeto en otro, por ejemplo de una llave en la cerradura. Actos de desinflamiento (como un globo que estalla) suelen referirse a la impotencia; habitualmente puertas o ventanas cerradas representan la frigidez.

Dirección e identidad. El temor a perder el rumbo de nuestra vida puede dar origen a sueños en los que estamos atrapados en la niebla o en la bruma persistentes o en los que deambulamos por un ambiente privado de los hitos por los que habitualmente nos orientamos. Si nuestro viaje onírico está cargado de ansiedades, es posible que no estemos en condiciones de abandonar los seguros confines de la mente consciente y deberíamos realizar una evaluación antes de abordar el <>. En los sueños el mapa suele representar el autoconocimiento y la incapacidad de interpretarlo nos advierte de que corremos el riesgo de convertirnos en territorio desconocido para nosotros mismos.>>

FONTANA, D.: El lenguaje secreto de los sueños. Debate, Barcelona, 1994

martes, 8 de enero de 2008

EL NIÑO HIPERACTIVO



La causa de la hiperactividad es orgánica. Se trata de una deficiencia desde el punto de vista de los elementos neurotransmisores (principalmente la dopamina) que provoca una disminución de la velocidad de una zona del cerebro (el lóbulo central), responsable del control de ciertos comportamientos.

Esta deficiencia es a menudo hereditaria (en el 95% de los casos) y está presente desde el nacimiento, aunque no se aprecie claramente hasta los 4 o 5 años.

El 35% de los padres y el 17% de las madres de niños hiperactivos lo son también y hay muchas probabilidades de que algún tío, tía o primo lo sean también.

En sus últimos estudios, los investigadores, han demostrado que menos del 5% de los hiperactivos lo son como consecuencia de una lesión adquirida, a causa de una falta de oxigeno en el nacimiento.

En la realización del diagnóstico, el electroencefalograma, descarta o confirma la epilepsia, que se da a veces entre los hiperactivos.

El scanneo cerebral permite ver si el niño tiene lesiones adquiridas en el cerebro.

La hiperactividad no tiene signos físicos claros que puedan verse por rayos X o en el test de laboratorio. Aunque el niño no muestre lesiones adquiridas en el cerebro, no existe seguridad de que no sea un niño hiperactivo.

En Norteamérica la mayor parte de los médicos se basan para su diagnóstico en los criterios fijados por la Asociación Americana de Psiquiatría para establecer un diagnóstico de hiperactividad.

Los criterios que siguen, sirven para diagnosticar los trastornos de la atención acompañados de hiperactividad.

Entre los menores de 6 años deben encontrarse 10 de los criterios, de 6 a 12, se deben encontrar 8 y a partir de los 12 años bajan a 6.

CRITERIOS:

1. - Se agita mucho o se retuerce sobre su silla.

2. - Tiene dificultad para quedarse sentado.

3. - Cualquier cosa lo distrae.

4. - Tiene dificultades para actuar cuando le toca si forma parte de un grupo.

5. - Responde a veces de manera intempestiva a las preguntas que se le hacen.

6. - Tiene dificultad para seguir las normas que se le dan.

7. - Es dificil para el realizar con atención una tarea.

8. - Pasa a menudo de una actividad a otra sin terminar ninguna.

9. - No juega con tranquilidad.

10. - Habla execisvamente.

11. - Interrumpe a los otros o se mezcla en su conversación.

12. - A veces parece que no escuche lo que se le dice.

13. - Pierde a veces su material de trabajo.

14. - Se entrega a veces a actividades peligrosas sin tener en cuenta las consecuencias.

Existen situaciones que pueden ser confundidas con la hiperactividad, por ello es necesario que sea un profesional el que valore cuidadosamente estos criterios, para ello además de la observación del niño tiene que recoger datos, que le proporcionaran padres y educadores a través de tests redactados exclusivamente para este objeto.

Las principales características del niño hiperactivo son cinco:

  1. La Atención

    Aunque varía de unos niños a otros, en general tienen dificultades para fijar su atención en la realización de tareas, sobre todo si requieren mucho tiempo y son monótonas.

    En la escuela tienen dificultades para fijar su atención en los trabajos escritos que requieren que permanezcan sentados. Realizarán con mayor facilidad las actividades físicas (deportes), manuales (dibujo, bricolaje, informática) ya que estas actividades se ajustan mejor con su forma de ser.

  2. La Impulsividad

    El niño es incapaz de pensar antes de actuar, encuentra muchas dificultades para esperar su turno en las actividades de grupo, interviene en las conversaciones de los adultos expresando su opinión sin que nadie se la pida.

  3. La Agitación

    No se manifiesta en el mismo grado en todos los niños hiperactivos, pero está claro que no controlan su actividad, se mueven continuamente y realizan movimientos inútiles que no tienen relación con la tarea que les ocupa en cada momento.

    Un ejemplo típico es el niño que retuerce sus dedos o se rasca sin parar mientras mira la televisión.

    Incluso cuando duermen, su sueño es agitado y se remueven continuamente.

  4. La Obediencia

    Es difícil para un niño de estas características obedecer instrucciones y reglamentos, no soporta que se le contradiga y si esto ocurre, grita, golpea y llora, llegando a veces a tener una verdadera crisis.

  5. Variabilidad del rendimiento
El niño no realiza sus trabajos con la misma rapidez y exactitud todos los días, lo que lleva a padres y educadores a la creencia de que el niño es perezoso cuando su rendimiento es menor.

lunes, 7 de enero de 2008

DEPRESIÓN INFANTIL


DEFINICIÓN:
La depresión infantil puede definirse como una situación afectiva de tristeza mayor en intensidad y duración que ocurre en un niño. Se habla de depresión mayor, cuando los síntomas son mayores de 2 semanas, y de trastorno distímico, cuando estos síntomas pasan de un mes.
Los partidarios de una depresión infantil específica se ubican en dos tendencias, a saber: los evolucionistas, que opinan que la depresión infantil se va transformando según la época evolutiva de la vida del niño en la que se presenta, sostienen pues la existencia de una DI Evolutiva, y aquellos que sostienen la existencia de la depresión infantil con una sintomatología propia, no equiparable a la del adulto, especialmente relacionada con problemas de conducta, de allí el nombre de DI Enmascarada, puesto que muchos profesionales equivocan su diagnóstico.


CRITERIOS Y SÍNTOMAS EMOCIONALES:
Los expertos en el tema de depresión infantil, a través de numerosas investigaciones han llegado a la aceptación de los siguientes síntomas característicos y criterios de la depresión infantil (Del Barrio 1997): tristeza, irritabilidad, anhedonia (pérdida del placer), llanto fácil, falta del sentido del humor, sentimiento de no ser querido, baja autoestima, aislamiento social, cambios en el sueño, cambios de apetito y peso, hiperactividad, disforia e ideación suicida.
Esta definición operativa puede ser utilizada como guía diagnóstica y tiene la ventaja de representar un núcleo de coincidencia de un amplio espectro de la comunidad científica.


¿POR QUÉ SE PRODUCE LA DEPRESIÓN INFANTIL? :
Existen varios marcos teóricos que intentan explicar el origen de la depresión infantil, así tenemos:• Conductual: a través de la ausencia de refuerzos (Lazarus), deficiencia de habilidades sociales y acontecimientos negativos ocurridos en la vida del niño.• Cognitivo: la existencia de juicios negativos (Beck), experiencias de fracasos, modelos depresivos(Bandura), indefensión aprendida(Seligman), ausencia de control, atribuciones negativas.• Psicodinámico: en relación a la pérdida de la autoestima (del yo-según Freud), y la pérdida del objeto bueno (Spiz).• Biológico: por una disfunción del sistema neuroendocrino (aumentan los niveles de cortisol y disminuye la hormona de crecimiento), por una disminución de la actividad de la serotonina (neurotransmisor cerebral), y por efecto de la herencia (caso de padres depresivos).
En la actualidad más bien se admite una compleja interacción de distintos factores tanto de carácter biológico como social que sirven de base a la aparición de las distintas conductas normales y patológicas. Es necesario que se dé una cierta vulnerabilidad personal, familiar y ambiental que combinadas dan lugar a la aparición de una conducta desajustada.
En el caso de la DI, los elementos que suponen una vulnerabilidad son de naturaleza biológica, personal, social y demográfica. (Del Barrio, 1997)


INFLUENCIA DE LA FAMILIA Y LA ESCUELA EN LA DEPRESIÓN INFANTIL:
La familia es el entorno más inmediato del niño, su microcosmos y en sus cuidados y atención se basa la posibilidad de supervivencia del sujeto humano, pero no sólo su supervivencia física, sino personal ya que el niño desde los 0 meses hasta los 3 años, desarrolla todos los elementos básicos con los que más tarde va a construir su vida futura: lenguaje, afectos, hábitos, motivaciones.
El apego con el que la madre y el hijo se imprintan mutuamente es el vehículo de una adecuada integración social y personal del niño. Los apegos inseguros se han relacionado con todo tipo de problemas de conducta y también con la depresión, así como un apego seguro es la meta ideal de prevención de la aparición de depresión infantil. Así mismo la depresión materna aparece claramente definida como uno de los factores de riesgo asociados al desencadenamiento de una depresión en el niño.
Más tarde también son indispensables para el normal desarrollo emocional del niño las buenas relaciones con los padres. Una y otra vez numerosos expertos han señalado cómo las malas relaciones con los padres son la fuente específica de muy diversos problemas infantiles, y también claro está de la depresión.
En relación con la familia también se ha estudiado el puesto que se ocupa entre los hermanos. En muchas investigaciones aparece la posición intermedia como la más vulnerable a desarrollar trastornos de tipo emocional.Los padres deben prestar especial atención a la construcción de una adecuada autoestima y autoeficacia en el niño, así como incentivar en ellos la capacidad de afrontamiento, y el manejo adecuado de la frustración, todo ello constituye la prevención primaria de la DI.
En cuanto a la escuela, sabemos que la localización precoz de cualquier deficiencia de aprendizaje en un niño y su pronta solución es imprescindible para lograr una situación de progreso normal y aceptable, eliminando así la posibilidad de trastornos afectivos que conlleven a la aparición de depresión infantil.
Muchos autores han relacionado la DI con el rendimiento escolar, unas veces considerándolo como causa y otras como efecto de la depresión. De hecho un niño deprimido puede descender su ejecución en la escuela, pero también puede comenzar sus síntomas depresivos por un fracaso académico. De allí radica la importancia de una buena evaluación y seguimiento por parte del maestro para detectar estos cambios en el alumno.